CFA valora reducción del déficit para 2022, pero sugiere ver con prudencia la estimación de ingresos estructurales
Según el Consejo, el déficit estructural estimado para este año por el Ministerio de Hacienda de 3,3% del PIB va acorde al inicio de una senda de convergencia compatible con la sostenibilidad de las finanzas públicas. En cuanto a la recomendación de considerar con prudencia la proyección de ingresos estructurales, ella se debe a que depende “crucialmente de la brecha del producto, y que ésta muestra resultados contraintuitivos respecto a la evolución de otras variables macroeconómicas”.
El Consejo Fiscal Autónomo (CFA) publicó hoy su informe N° 11 de Evaluación y Monitoreo al Cálculo del Ajuste Cíclico de los Ingresos Efectivos para 2021 y 2022. En este documento, el Consejo realiza un análisis del Informe de Finanzas Públicas (IFP) preliminar del primer trimestre de 2022 elaborado por la Dirección de Presupuestos (Dipres).
Este IFP analizado por el CFA es de carácter preliminar, ya que -según informó la Dipres- las cifras oficiales se publicarán cuando se tenga la serie definitiva del Producto Interno Bruto (PIB) Tendencial para los nuevos datos de Compilación de Referencia de Cuentas Nacionales.
En el documento de 27 páginas, el Consejo -que tiene como mandato contribuir al manejo responsable de la política fiscal del país- verifica que la metodología y los procedimientos utilizados para su cálculo se ajustan a las normas, a las variables efectivas calculadas por la Dipres y a las elasticidades, de acuerdo al Reglamento del Balance Estructural (BE). Sin embargo, para el caso del PIB Tendencial, en que se utilizó una actualización preliminar estimada por el Ministerio de Hacienda, el CFA plantea una serie de recomendaciones y observaciones metodológicas.
En relación al escenario macroeconómico, el organismo autónomo sugiere en su documento que se debe considerar con prudencia la estimación de los ingresos estructurales. Esto, debido a que esta proyección depende “crucialmente de la brecha del producto (diferencia porcentual entre el PIB efectivo y el PIB tendencial), y que esta muestra resultados contraintuitivos respecto a la evolución de otras variables macroeconómicas”, dice el documento.
Según explica el CFA, para 2021 y 2022 la estimación de la brecha de producto es negativa (-0,9% del PIB y -1,8% del PIB, respectivamente), lo que corresponde a un nivel de actividad por debajo de su tendencia. Sin embargo, la evolución al alza de las proyecciones de inflación y la acelerada recuperación de 2021 son más consistentes con una economía cuyo nivel de actividad está por encima de su nivel de tendencia. En ese sentido, el Consejo plantea en su informe que “la contradicción entre una brecha de producto negativa y el alza en las proyecciones de inflación refuerza el diagnóstico elaborado previamente por el Consejo, con respecto a la importancia de revisar la metodología de cálculo del PIB Tendencial, especialmente a la luz de otras estimaciones que indican una brecha de producto positiva, como las del Banco Central”. Esta metodología, detalla el CFA, es aplicada por el Ministerio de Hacienda y utiliza como insumos las proyecciones del Comité de Expertos para el crecimiento de los factores de producción (fuerza de trabajo, formación bruta de capital fijo y productividad total de los factores).
Asimismo, el Consejo advierte que “el déficit estructural de 10,8% del PIB alcanzado en 2021 refleja un desequilibrio significativo en las cuentas fiscales, el cual debe ser corregido para garantizar la sostenibilidad de la deuda y las finanzas públicas”. Esta cifra fue más deficitaria que la meta establecida por el gobierno para ese año de -4,7% del PIB, la que ya había sido recalibrada en dos ocasiones.
En cuanto a la proyección de déficit estructural para 2022, el CFA constata en su documento que esta fue actualizada desde 2,8% del PIB en el Informe de Finanzas del cuatro trimestre de 2021 a 3,3% del PIB en el IFP preliminar del primer trimestre de este año. De todos modos, el organismo “valora que el déficit estructural proyectado para 2022 vaya en línea con el inicio de una senda de convergencia compatible con la sostenibilidad fiscal, e insiste en la relevancia que tiene para las finanzas públicas la materialización de este esfuerzo de reducción del déficit”, indica el documento. En ese sentido, el gasto proyectado para 2022 cae 25,2% respecto del gasto efectivo de 2021, lo que significa una reversión de gran parte de las medidas transitorias implementadas en el curso de la pandemia.
En la misma línea, el Consejo observa que se han actualizado los supuestos de crecimiento económico (de 3,5% a 1,5%) y de la demanda interna (de 2,6% a -1,0%) para 2022 elaborados por el Ministerio de Hacienda. De esta forma, dice el CFA, los supuestos se han ajustado, pasando desde unos caracterizados por un sesgo optimista frente a proyecciones de otros organismos nacionales e internacionales (como el Banco Central, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional), a unos más en línea con estas últimas estimaciones.
Asimismo, en su informe el organismo público valora que la Dipres le entregara por primera vez para su revisión, las planillas de cálculo de BE para el mediano plazo (2023-2026) y recomienda formalizar esta práctica para adelante. De acuerdo al CFA, la metodología y los procedimientos utilizados para calcular el escenario base y los alternativos de esos años, también se ajustan a los criterios vigentes, aunque sugiere que los resultados sean interpretados con prudencia, especialmente al verificar que el crecimiento promedio del PIB para el periodo 2023-2026 es mayor en el escenario pesimista que en el escenario base y optimista. Esto, dice el Consejo, considerando que la estimación de variables fiscales en los escenarios alternativos depende directamente del panorama macroeconómico de mediano plazo.
Además, el CFA recomienda que las holguras sean interpretadas de forma prudente. Las holguras fiscales corresponden a la diferencia entre los gastos compatibles con las metas de Balance Estructural y los gastos comprometidos. De acuerdo a lo señalado por la Dipres en sus IFP, estos últimos son aquellos gastos consistentes con “mantener la continuidad operativa de todos los servicios públicos e incorporando el cumplimiento de compromisos contractuales, legales y programáticos vigentes, y el impacto estimado de los proyectos de ley en trámite”. Por ello, el Consejo indica que “si bien estas representan una medida del espacio fiscal disponible, no consideran pasivos contingentes y otros requerimientos de capital, y sus proyecciones se realizan en un horizonte de mediano plazo (cuatro años). Así, se recomienda complementar el análisis de las holguras con uno de sostenibilidad fiscal de largo plazo”.
Finalmente, el Consejo señala que elaborará un diagnóstico y evaluación de las nuevas metas y mejoras del marco fiscal anunciadas por la Dirección de Presupuestos, cuando el gobierno publique el decreto que establece las bases de la política fiscal para su período.